Hay mucha gente buena, Irina, pero es discreta. Los malos, en cambio, hacen mucho ruido, por eso se notan más.
Los seres humanos que más lo quieren a uno pueden ser utilizados por las fuerzas malignas para embromarlo.
La gente que dice ser malvada no suele ser peor que el resto de nosotros -suspiró-. Pero la gente que dice ser buena, o mejor que los demás en algún aspecto, esa gente sí que es peligrosa.
¿Quién ha dicho que sólo pueden hacernos sufrir los malvados?