Dios me creó para que yo lo imitara de noche. Él es el Sol, yo soy la Luna. Mi luz flota sobre todo lo que es fútil o ha terminado, fuego fatuo, márgenes de río, pantanos y sombras.
La música, la luz de la luna y los sueños son mis armas mágicas.
«Todo el mundo dice que la muerte es una mujer», siguió diciendo la mujer. Era corpulenta, más alta que su marido, y con una verruga pilosa en el labio superior. Su manera de hablar recordaba el zumbi...