No hay memoria a quien el tiempo no acabe, ni dolor que muerte no le consuma.
Siempre deja la ventura una puerta abierta en las desdichas, para dar remedio a ellas.
Señor- respondió Sancho-, que el retirar no es huir, ni el esperar es cordura, cuando el peligro sobrepuja a la esperanza, y de sabios es guardarse hoy para mañana, y no aventurarse todo en un día.
Me estrechó la mano y se despidió con una frase que lo mismo podía ser un buen consejo que una amenaza:Cuídese mucho.
Porque quiero hacerte sabidor, Sancho, que no afrentan las heridas que se dan con los instrumentos que acaso se hallan en las manos.