John F. MacArthur Jr. Quote

Ivinlos en un mundo de concesiones, en una sociedad que ha abandonado los parámetros morales y los principios cristianos a cambio de la conveniencia o del pragmatismo. La filosofía subyacente consiste en alcanzar nuestros objetivos sin importar los medios que sean necesarios para ello. Esta perspectiva egocéntrica debería tener como lema: «Si le sirve, hágalo». Esta noción lleva inevitablemente a comprometer la conciencia y las convicciones. Como las concesiones son tan prevalentes en nuestra sociedad, se podría decir que ya no poseemos una conciencia nacional; el sentimiento de culpa y el remordimiento no son factores que determinen la conducta.Los políticos. que deberían defender los altos ideales de nuestro país, nos están conduciendo en cambio hacia las concesiones. Ellos promueven sus elevados estándares e ideales antes de las elecciones, pero luego los comprometen cuando obtienen su puesto. Lo mismo sucede en el mundo de los negocios, desde los ejecutivos de corporaciones hasta los vendedores; en los tribunales, desde los jueces hasta los abogados; en los deportes, desde los dueños de los equipos hasta los atletas; y en todas las demás áreas de la vida. Como resultado, la gente aprende a mentir, a engañar, a robar y a esconder la verdad. En resumen, a hacer lo que sea necesario para obtener lo que quieren. De esa manera, el acomodo se convierte en un estilo de vida.Desgraciadamente, la filosofía y la práctica del compromiso ha invadido hasta la iglesia. Como la tolerancia es la ideología operantede nuestra sociedad, la iglesia adopta una perspectiva similar para alcanzar a los perdidos. Muchas iglesias buscan ahora modos de presentar el evangelio a la gente sin que se sientan ofendidos. Pero la misma naturaleza del evangelio es ofensiva, porque confronta a los pecadores con su pecado. Ignorando eso, muchas iglesias comprometen voluntariamente la Palabra de Dios en vez de mantenerse firmes en el evangelio, ofreciendo así al mundo una versión suavizada incapaz de efectuar cambio alguno.A nivel personal, el espíritu de compromiso se aprecia aún más en nuestras relaciones sociales. Es posible que usted haya tenido oportunidades de proclamar a Cristo a los no creyentes, pero se ha quedado callado por sentirse intimidado o por falta de confianza. Quizás haya claudicado en la Palabra de Dios respecto a algún asunto ético en su trabajo o en su vecindario, y se haya convencido a sí mismo de que tal concesión era necesaria para mantener su confianza como empleado o vecino. Sin embargo, su testimonio cristiano es proclamado a través de su total devoción a la Palabra de Dios como la autoridad suprema, sean cuales sean las consecuencias. Dios atrae a los elegidos a su reino por medio de cristianos que demuestran ser diferentes del resto del mundo, que revelan su verdadera fidelidad por su devoción y obediencia a las normas de Dios.

John F. MacArthur Jr.

Ivinlos en un mundo de concesiones, en una sociedad que ha abandonado los parámetros morales y los principios cristianos a cambio de la conveniencia o del pragmatismo. La filosofía subyacente consiste en alcanzar nuestros objetivos sin importar los medios que sean necesarios para ello. Esta perspectiva egocéntrica debería tener como lema: «Si le sirve, hágalo». Esta noción lleva inevitablemente a comprometer la conciencia y las convicciones. Como las concesiones son tan prevalentes en nuestra sociedad, se podría decir que ya no poseemos una conciencia nacional; el sentimiento de culpa y el remordimiento no son factores que determinen la conducta.Los políticos. que deberían defender los altos ideales de nuestro país, nos están conduciendo en cambio hacia las concesiones. Ellos promueven sus elevados estándares e ideales antes de las elecciones, pero luego los comprometen cuando obtienen su puesto. Lo mismo sucede en el mundo de los negocios, desde los ejecutivos de corporaciones hasta los vendedores; en los tribunales, desde los jueces hasta los abogados; en los deportes, desde los dueños de los equipos hasta los atletas; y en todas las demás áreas de la vida. Como resultado, la gente aprende a mentir, a engañar, a robar y a esconder la verdad. En resumen, a hacer lo que sea necesario para obtener lo que quieren. De esa manera, el acomodo se convierte en un estilo de vida.Desgraciadamente, la filosofía y la práctica del compromiso ha invadido hasta la iglesia. Como la tolerancia es la ideología operantede nuestra sociedad, la iglesia adopta una perspectiva similar para alcanzar a los perdidos. Muchas iglesias buscan ahora modos de presentar el evangelio a la gente sin que se sientan ofendidos. Pero la misma naturaleza del evangelio es ofensiva, porque confronta a los pecadores con su pecado. Ignorando eso, muchas iglesias comprometen voluntariamente la Palabra de Dios en vez de mantenerse firmes en el evangelio, ofreciendo así al mundo una versión suavizada incapaz de efectuar cambio alguno.A nivel personal, el espíritu de compromiso se aprecia aún más en nuestras relaciones sociales. Es posible que usted haya tenido oportunidades de proclamar a Cristo a los no creyentes, pero se ha quedado callado por sentirse intimidado o por falta de confianza. Quizás haya claudicado en la Palabra de Dios respecto a algún asunto ético en su trabajo o en su vecindario, y se haya convencido a sí mismo de que tal concesión era necesaria para mantener su confianza como empleado o vecino. Sin embargo, su testimonio cristiano es proclamado a través de su total devoción a la Palabra de Dios como la autoridad suprema, sean cuales sean las consecuencias. Dios atrae a los elegidos a su reino por medio de cristianos que demuestran ser diferentes del resto del mundo, que revelan su verdadera fidelidad por su devoción y obediencia a las normas de Dios.

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