Sólo los auténticos perezosos son capaces de hacer inventos para ahorrar trabajo.
A cada minuto nos sentimos aplastados por la idea y la sensación del tiempo. Y no hay más que dos recursos para escapar a esa pesadilla, para olvidarla: el placer y el trabajo. El placer nos gasta. El...
En España, lo que se paga no es el trabajo, sino la sumisión.