John F. MacArthur Jr. Quote

El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. PROVERBIOS 28.13 Lo que es evidente es que la gente en nuestra cultura se ha vuelto muy buena en culpar del cambio tomando de chivos expiatorios a los padres, las decepciones de la infancia y otras disfunciones que escapan a su control. No importa cuál es el problema que sufra, tanto si usted es un asesino caníbal en serie o simplemente alguien que está luchando con angustia emocional, es fácil encontrar a alguien que le explicará por qué su problema no es culpa suya. Esto puede ser espiritualmente destructivo. No aborda el problema real de la pecaminosidad humana. Alimenta las peores tendencias de la naturaleza humana. Engendra la forma más catastrófica de la negación: la de la propia culpa. Se añade más culpa por culpar a alguien que no es realmente el culpable en lo absoluto. Desconocer nuestra culpabilidad personal nunca puede liberarnos del sentimiento de culpa. Por el contrario, los que se niegan a reconocer su pecado en realidad se hacen esclavos de su propia culpa. «Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. [Pero] si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1.8–9). Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores. Él dijo específicamente que no había venido a salvar a los que quieren exonerarse a sí mismos (Marcos 2.17). Donde no hay reconocimiento del pecado y la culpa, cuando la conciencia ha sido objeto de abusos en silencio, no puede haber salvación, ni santificación y por lo tanto, una verdadera emancipación del poder implacable del pecado.

John F. MacArthur Jr.

El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. PROVERBIOS 28.13 Lo que es evidente es que la gente en nuestra cultura se ha vuelto muy buena en culpar del cambio tomando de chivos expiatorios a los padres, las decepciones de la infancia y otras disfunciones que escapan a su control. No importa cuál es el problema que sufra, tanto si usted es un asesino caníbal en serie o simplemente alguien que está luchando con angustia emocional, es fácil encontrar a alguien que le explicará por qué su problema no es culpa suya. Esto puede ser espiritualmente destructivo. No aborda el problema real de la pecaminosidad humana. Alimenta las peores tendencias de la naturaleza humana. Engendra la forma más catastrófica de la negación: la de la propia culpa. Se añade más culpa por culpar a alguien que no es realmente el culpable en lo absoluto. Desconocer nuestra culpabilidad personal nunca puede liberarnos del sentimiento de culpa. Por el contrario, los que se niegan a reconocer su pecado en realidad se hacen esclavos de su propia culpa. «Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. [Pero] si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1.8–9). Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores. Él dijo específicamente que no había venido a salvar a los que quieren exonerarse a sí mismos (Marcos 2.17). Donde no hay reconocimiento del pecado y la culpa, cuando la conciencia ha sido objeto de abusos en silencio, no puede haber salvación, ni santificación y por lo tanto, una verdadera emancipación del poder implacable del pecado.

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