John F. MacArthur Jr. Quote

Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen. ROMANOS 1.28 El apóstol Pablo describe la ira de Dios en Romanos 1 y es muy específico: «Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador». Pablo repite la misma idea en el versículo 26: «Dios los entregó a pasiones vergonzosas». Y de nuevo en el versículo 28: «Dios los entregó a una mente reprobada». ¿Cuál es la expresión más terrible de la ira divina que una sociedad puede enfrentar? Es esta: Dios los entrega a su propio pecado. Él les abandona a lo que les gusta. ¿Les encanta la inmundicia? Dios los abandona en ella. ¿Aman las pasiones vergonzosas? Dios los entrega a la homosexualidad y a las perversiones de todo tipo (vv. 26–27). Pero hay un paso más en la decadencia, que se describe en el versículo 28: «Dios los entregó a una mente reprobada». La palabra griega traducida como «reprobada» es adokimos. Ella significa algo inútil, despreciado y desaprobado. La mente se vuelve espiritualmente inútil, moralmente incapaz de hacer un juicio correcto. Y cuando una sociedad ha llegado tan lejos, no hay vuelta atrás. Usted sabe que la sociedad está llegando a ese punto cuando la gente no tolerará que alguien haga juicios morales. Las Escrituras dicen que cuando una sociedad desciende hasta ese punto, dando su aprobación al pecado, a pesar de saber tales pecados sean destructivos para la sociedad y condenan al individuo. Todo sentimiento de culpa es finalmente erradicado.

John F. MacArthur Jr.

Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen. ROMANOS 1.28 El apóstol Pablo describe la ira de Dios en Romanos 1 y es muy específico: «Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador». Pablo repite la misma idea en el versículo 26: «Dios los entregó a pasiones vergonzosas». Y de nuevo en el versículo 28: «Dios los entregó a una mente reprobada». ¿Cuál es la expresión más terrible de la ira divina que una sociedad puede enfrentar? Es esta: Dios los entrega a su propio pecado. Él les abandona a lo que les gusta. ¿Les encanta la inmundicia? Dios los abandona en ella. ¿Aman las pasiones vergonzosas? Dios los entrega a la homosexualidad y a las perversiones de todo tipo (vv. 26–27). Pero hay un paso más en la decadencia, que se describe en el versículo 28: «Dios los entregó a una mente reprobada». La palabra griega traducida como «reprobada» es adokimos. Ella significa algo inútil, despreciado y desaprobado. La mente se vuelve espiritualmente inútil, moralmente incapaz de hacer un juicio correcto. Y cuando una sociedad ha llegado tan lejos, no hay vuelta atrás. Usted sabe que la sociedad está llegando a ese punto cuando la gente no tolerará que alguien haga juicios morales. Las Escrituras dicen que cuando una sociedad desciende hasta ese punto, dando su aprobación al pecado, a pesar de saber tales pecados sean destructivos para la sociedad y condenan al individuo. Todo sentimiento de culpa es finalmente erradicado.

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