Jennifer L. Armentrout Quote

Nunca vuelvas a llamarme así - le espeté.- Es mejor que llarmarle <> a alguien, ¿no? - Salió por la puerta - Qué visita tan estimulante. La recordaré mucho tiempo.Aquello ya era suficiente.- ¿Sabes qué? Tienes toda la razón. Mira que llamarte tarado...Esa es una palabra que no te define bien - le dije sonriendo - <> te pega más.- Conque <>, ¿eh? - repitió - Eres un encanto.Levanté el dedo corazón.(pág.20)Eran más de la una, pero parecía que Daemon acabara de levantarse. Llevaba los tejanos arrugados y el pelo enmarañado. Hablaba con alguien por teléfono mientras se pasaba la mano por la mandíbula.- ¿Tu hermano no tiene camisetas o qué? - le pregunté mientras cogía la pala.- Me temo que no. No las lleva ni en invierno. Siempre va por ahí medio desnudo - refunfuñó - Es bastante incómodo tener que verlo así todo el día, enseñando tanta...carne ¡Qué grima!A ella le daría grima, pero a mí...me alteraba bastante. Me puse a cavar hoyos en lugares estratégicos mientras notaba que se me secaba la garganta. Tenia una cara perfecta, un cuerpo de ensueño y una mala leche espectacular. Las tres reglas de oro de cualquier tío macizo, vaya.(pág. 39)- Tienes una cabecita bastante sucia, gatita.Pestañeé. <>- ¿Qué has dicho?- Que tienes la cabeza sucia - repitió en voz baja. Sabía que Dee no podía oírle -, llena de tierra. ¿Qué creías que quería decir?- Nada -...Tener a Daemon tan cerca no me reconfortaba en absoluto - Es normal ensuciarse cuando plantas.Los labios le temblaron un instante.- Hay muchas maneras de ensuciarse. Aunque no tengo la intención de mostrártelas.(pág.46)- Me da a mí que te has mojado tú más que el coche. Nunca pensé que lavar un coche pudiera ser tan complicado pero, después de observarte durante los últimos quince minutos, creo que deberían convertirlo en deporte olímpico.- ¿Estabas observándome? - Qué grima. Y qué morbo. ¡No! de morboso, nada.(pág.51)- Pues sí ¿Y tú siempre te quedas mirando a los tíos cuando llamas a su puerta para preguntar por una dirección?- ¿Siempre abres la puerta medio desnudo?- Pues sí. Y no has respondido a mi pregunta. ¿Siempre pegas esos repasos?Las mejillas me ardían.(pág.53)- Hasta mañana a medio día, gatita.- Te odio - resoplé.- El sentimiento es mutuo - Me miró por encima del hombro - Me juego veinte pavos a que llevas bañador y no biquini.Era insufrible.(Pág. 62)- ¿Que no confía en mi? ¿Y qué tiene que confiarme, tu virtud?Se le escapó otra carcajada y tardó unos momentos en poder contestar.- Pues claro; no le gustan las chicas guapas que están coladitas por mi.- ¿Qué? - ... - Estás de broma, ¿no?- ¿A qué parte te refieres? - preguntó-- ¡A todas!- Venga ya. No me digas que no sabes que eres guapa. ¿No te lo ha dicho ningún chico antes?(pág.90)- Creo que estás condenada a estar conmigo un rato más.- Seguro que parezco un gato remojado.- Estás bien. La lluvia te favorece.Fruncí el ceño.- Ya me estás mintiendo otra vez.Sentí que su cuerpo se movía junto al mío y, sin mediar palabra, me rozó la barbilla con los dedos y me atrajo hacia él. En sus labios se dibujó una sonrisa torcida.- No te miento; te lo dijo en serio.(pág.101)- Bueno...Ya llegó el innombrable.A Dee le dio un ataque de risa que hizo que toda la cafetería nos mirara.- ¡Me parto!Me hundí en la butaca. Desde la mañana en que Dee y él me habían preparado el desayuno, me había evitado y a mí me daba igual....Seguramente Daemon era físicamente el hombre más perfecto que jamás había visto - su cara haría las delicias de cualquier retratista -, pero a la vez tenía bastantes papeletas para ser el cretino más grande sobre la faz de la Tierra.(pág.145)

Jennifer L. Armentrout

Nunca vuelvas a llamarme así - le espeté.- Es mejor que llarmarle <> a alguien, ¿no? - Salió por la puerta - Qué visita tan estimulante. La recordaré mucho tiempo.Aquello ya era suficiente.- ¿Sabes qué? Tienes toda la razón. Mira que llamarte tarado...Esa es una palabra que no te define bien - le dije sonriendo - <> te pega más.- Conque <>, ¿eh? - repitió - Eres un encanto.Levanté el dedo corazón.(pág.20)Eran más de la una, pero parecía que Daemon acabara de levantarse. Llevaba los tejanos arrugados y el pelo enmarañado. Hablaba con alguien por teléfono mientras se pasaba la mano por la mandíbula.- ¿Tu hermano no tiene camisetas o qué? - le pregunté mientras cogía la pala.- Me temo que no. No las lleva ni en invierno. Siempre va por ahí medio desnudo - refunfuñó - Es bastante incómodo tener que verlo así todo el día, enseñando tanta...carne ¡Qué grima!A ella le daría grima, pero a mí...me alteraba bastante. Me puse a cavar hoyos en lugares estratégicos mientras notaba que se me secaba la garganta. Tenia una cara perfecta, un cuerpo de ensueño y una mala leche espectacular. Las tres reglas de oro de cualquier tío macizo, vaya.(pág. 39)- Tienes una cabecita bastante sucia, gatita.Pestañeé. <>- ¿Qué has dicho?- Que tienes la cabeza sucia - repitió en voz baja. Sabía que Dee no podía oírle -, llena de tierra. ¿Qué creías que quería decir?- Nada -...Tener a Daemon tan cerca no me reconfortaba en absoluto - Es normal ensuciarse cuando plantas.Los labios le temblaron un instante.- Hay muchas maneras de ensuciarse. Aunque no tengo la intención de mostrártelas.(pág.46)- Me da a mí que te has mojado tú más que el coche. Nunca pensé que lavar un coche pudiera ser tan complicado pero, después de observarte durante los últimos quince minutos, creo que deberían convertirlo en deporte olímpico.- ¿Estabas observándome? - Qué grima. Y qué morbo. ¡No! de morboso, nada.(pág.51)- Pues sí ¿Y tú siempre te quedas mirando a los tíos cuando llamas a su puerta para preguntar por una dirección?- ¿Siempre abres la puerta medio desnudo?- Pues sí. Y no has respondido a mi pregunta. ¿Siempre pegas esos repasos?Las mejillas me ardían.(pág.53)- Hasta mañana a medio día, gatita.- Te odio - resoplé.- El sentimiento es mutuo - Me miró por encima del hombro - Me juego veinte pavos a que llevas bañador y no biquini.Era insufrible.(Pág. 62)- ¿Que no confía en mi? ¿Y qué tiene que confiarme, tu virtud?Se le escapó otra carcajada y tardó unos momentos en poder contestar.- Pues claro; no le gustan las chicas guapas que están coladitas por mi.- ¿Qué? - ... - Estás de broma, ¿no?- ¿A qué parte te refieres? - preguntó-- ¡A todas!- Venga ya. No me digas que no sabes que eres guapa. ¿No te lo ha dicho ningún chico antes?(pág.90)- Creo que estás condenada a estar conmigo un rato más.- Seguro que parezco un gato remojado.- Estás bien. La lluvia te favorece.Fruncí el ceño.- Ya me estás mintiendo otra vez.Sentí que su cuerpo se movía junto al mío y, sin mediar palabra, me rozó la barbilla con los dedos y me atrajo hacia él. En sus labios se dibujó una sonrisa torcida.- No te miento; te lo dijo en serio.(pág.101)- Bueno...Ya llegó el innombrable.A Dee le dio un ataque de risa que hizo que toda la cafetería nos mirara.- ¡Me parto!Me hundí en la butaca. Desde la mañana en que Dee y él me habían preparado el desayuno, me había evitado y a mí me daba igual....Seguramente Daemon era físicamente el hombre más perfecto que jamás había visto - su cara haría las delicias de cualquier retratista -, pero a la vez tenía bastantes papeletas para ser el cretino más grande sobre la faz de la Tierra.(pág.145)

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About Jennifer L. Armentrout

Jennifer Lynn Armentrout (born June 11, 1980), also known by the pseudonym J. Lynn, is an American writer of contemporary romance, new adult and fantasy. Several of her works have made The New York Times Best Seller list.
She is considered a "hybrid" author, having successfully self-published while maintaining active contracts with small independent presses, and traditional publishers. Her current publishers include Spencer Hill Press, Entangled Publishing, Harlequin Teen, Disney/Hyperion, and HarperCollins.
Not be confused with fellow novelist Jenny Gallifrey Joel Trout, who was born Jennifer Lynne Armintrout, also in 1980.